Autorespeto y Autoestima
AUTO-RESPETO
Se basa en conocer quién soy; conocer mi ser interior.
Cuando encontramos esa sensación o sentimiento de identidad
profunda, sentimos que tenemos un derecho a estar aquí, a existir. Sin esta
dimensión de lo trascendente, es muy difícil apreciarnos realmente a nosotros
mismos de una manera genuina y sostenible.
Generalmente, basamos nuestro respeto en identificarnos con
los aspectos tangibles o más superficiales de nuestra existencia: nuestro
aspecto físico, el género, el éxito profesional, nuestra inteligencia, nuestras
habilidades, nuestro status social, nuestra nacionalidad, raza, etc. Con tal
identificación superficial, nunca conseguiremos un sentimiento estable de auto-respeto,
porque las opiniones de las personas cambian. Hoy puede que nos amen, mañana
nos rechazarán.
La mirada del otro
¿Cuál es la consecuencia de depender de tales opiniones?
Acabaremos fluctuando todo el tiempo, sintiéndonos positivos cuando nos dicen
cosas buenas, y sintiéndonos abatidos cuando nos dicen cosas negativas. Para
permanecer estables en nuestro auto-respeto, necesitamos nutrir un
entendimiento más profundo de nuestra identidad espiritual y acceder a esas
riquezas que están en nuestro interior eternamente, esperando a florecer, como
la flor que crece de la semilla.
Crear la conciencia
A medida que nos estabilizamos en tal conciencia, esas
riquezas y recursos empiezan a manifestarse. Cuanto más estables estamos en
nuestro auto-respeto y espiritualidad, más emanamos lo que realmente somos.
Sentimos una profunda sensación de satisfacción y estamos felices de ser lo que
somos, tal y como seamos. Nos aceptamos como somos.
Amor y libertad
Cuando estamos desconectados de nuestras raíces espirituales,
nos volvemos dependientes de los demás y, desafortunadamente, a veces
malinterpretamos esta dependencia como amor cuando normalmente es sólo una
necesidad, o un apego. Cuando esto sucede, la relación no puede ser duradera,
porque nos hemos apegado a alguien, sin darle ni espacio ni respeto.
Empezarán a sentirse sofocados porque hemos interferido en
su libertad y, finalmente, el resultado de la relación es un sentimiento de
“atadura”. Sólo cuando el ser está en un estado de auto-respeto completo puede
haber libertad en las relaciones.
AUTOESTIMA
La autoestima viene del aprecio que sentimos por nosotros
mismos. Cuando nos aceptamos tal como somos y valoramos nuestros recursos
internos, nuestras virtudes.
Aceptación no es resignación. La aceptación nace en el
entendimiento y permite planear el futuro. La resignación empantana nuestra
posibilidades.
Cuando sentimos nuestro valor, entonces los demás también
nos valorarán. Cuando no nos valoramos a nosotros mismos, ¿cómo podemos esperar
que los demás nos valoren?
Si continuamente nos menospreciamos, pensando "no soy
bueno" o "no soy capaz" “no valgo nada”, quienes escuchen esto
empezarán a creerlo. Así que, ¿qué deberíamos hacer?
La palabra clave es "conciencia". A medida que nos
volvemos más conscientes, más alertas a nivel espiritual, empezamos a estar en
posición de valorar nuestra vida. El efecto de esto es que empezamos a valorar
a los demás, comprendiendo que todos tienen su propia posición: ni más alta ni
más baja, simplemente diferente. La singularidad de cada uno tiene su valor y
cuando reconocemos el valor del ser, desarrollamos confianza en nosotros
mismos.